angel

Se tropezó con las alas
-siempre fue ingenuo en los intentos-
al cabo, un recuento de fracasos
y un puñado pequeño de certezas.

Lo supo desde siempre:
las penas llueven de todos lados,
nunca hubo paraguas que no filtrase llanto,
– las alas se estropean si insiste la borrasca –

Lo suyo era creer,
fe rebelde saltándose todos los pronósticos,
por ello fue nombrado deudor de los infiernos
– un pobre mérito y muchos desengaños-

Las fuerzas no dieron para tanto,
-se dio cuenta cuando ya no estaba a tiempo-
del cielo descendido a los avernos,
que acaso, después de todo, es un ascenso.

Nunca se rindió,
reposaba el vuelo, curaba las heridas y otro esfuerzo,
ahora las alas mueren de contagio, yertas, inservibles,
– mira sus pies descalzos y se sueña a salvo-

Te admiro, compañero,
ángel de la guarda que nunca faltas a la cita
aunque llegues tatuado de heridas o a rastras.
Yo sé que tu fragilidad esconde fortaleza
-y sobre todo viceversa-
Siempre estás cuando te busco:
cimiento, estrella, viento, espuma.

Te necesito, compañero,
cúmulo de ternuras, desconciertos y muletas
siempre presente cuando paso lista.
Es un regalo cada paso, cada vuelo,
cada travesía, cada espejo suicida.

Pequeño miope que tropieza con sus alas,
ángel caído, podría quererte (aun) sin motivos.